Vivir Sanamente: La endometriosis como causa de dolores menstruales

abril 06, 2011

La endometriosis como causa de dolores menstruales

Todavía muchas mujeres –y algunos ginecólogos– creen que la menstruación en sí misma puede causar dolores: según especialistas, cuando va acompañada por dolores intensos es probable que exista otra enfermedad, muy subdiagnosticada o “negada”, llamada endometriosis. Esta patología también puede causar dolor durante o después de las relaciones sexuales, e incluso dolor de espalda; y puede conllevar infertilidad. El problema se presenta cuando el endometrio, ese epitelio especial del interior del útero, desborda y se extiende por otros órganos en el vientre de la mujer. Los tratamientos actuales requieren cirugía (mediante laparoscopía, poco invasiva), que en algunos casos va seguida por administración de hormonas. Un equipo de investigadores del Conicet desarrolla –todavía en etapa experimental– un nuevo tratamiento sobre la base de sustancias naturales.


Photo credit: anitapatterson from morguefile.com

“No sólo la población general tiene que aprenderlo: también muchos colegas, porque la endometriosis es una enfermedad negada”, advirtió Edgardo Rolla, coordinador del capítulo Endometriosis de la Asociación Latinoamericana de Medicina Reproductiva y ex vicepresidente de la Sociedad Argentina de Endometriosis, y contó que “ginecólogos, y también ginecólogas, cuando sus pacientes se quejan de dolores menstruales les dicen que, bueno, es algo así como el precio de ser mujer: pero la menstruación no debe doler; puede causar molestias, pero no un dolor intenso”, destacó.

Lo que sí puede causar dolor intenso es la endometriosis. Gabriela Meresman, investigadora en el Laboratorio de Inmunología de la Reproducción, del Conicet, explicó que “el endometrio, tejido que recubre el útero por dentro, en algunas mujeres crece hacia afuera de ese órgano y se deposita en la cavidad abdominal: sobre los ovarios, sobre las trompas de Falopio, en el peritoneo mismo. Y allí sigue ciclando: así como, en el útero, el endometrio se desprende durante la menstruación, fuera del útero hace lo mismo, y eso produce fuertes dolores y, muchas veces, infertilidad”. Según Rolla, “cuando, mediante laparoscopía, se examina el interior del abdomen de mujeres que no pueden quedar embarazadas, el 50 por ciento resulta tener endometriosis”. La información de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) puntualiza que la endometriosis también puede causar dolor durante o después del coito, y síntomas tan imprevistos como dolor en la espalda.

Por lo demás, “si bien la endometriosis tiene algunas características que la asemejan a una enfermedad tumoral, como lo es el crecimiento de tejidos fuera de lugar, no pasa de ser una enfermedad benigna, que no pone en riesgo la vida de la mujer”, aclaró Meresman.

¿Pero por qué el endometrio decide a veces escaparse del útero? “Las causas no se conocen del todo –contestó Meresman–. Una teoría vincula la endometriosis con la ‘menstruación retrógrada’: parte del tejido endometrial, en vez de eliminarse por la cavidad vaginal, va hacia arriba por las trompas y llega a la cavidad abdominal. En la mayoría de las mujeres, ese tejido se reabsorbe y ya no crece pero, en algunas, se implanta, desarrolla vasos sanguíneos y así crece fuera del útero. En nuestro laboratorio –que desde hace 20 años estudia estos temas–, al cultivar células de mujeres con endometriosis encontramos que mueren menos y crecen más que las de otras mujeres.”

Según anunció Rolla, “la Sociedad Mundial de Endometriosis hará en los próximos meses una encuesta en procura de discernir la incidencia y alcances de esta enfermedad”; entretanto, estiman que “la endometriosis podría afectar a más del diez por ciento de las mujeres en edad reproductiva”. Según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), “una mujer cuya madre o hermana padecen endometriosis tiene seis veces más probabilidades de desarrollarla que las mujeres en la población general”, y “aunque la endometriosis suele diagnosticarse entre los 25 y 35 años, probablemente empieza cuando comienzan las menstruaciones regulares”. Meresman comentó que “muchas mujeres consultan tardíamente porque creen que sufrir dolores menstruales es normal; entonces, sólo llegan cuando se encuentran con dificultades para quedar embarazadas”.

Los principales tratamientos actuales para la endometriosis son “cuando hay dolor importante, extirpar el tejido que ha crecido fuera de lugar mediante cirugía, habitualmente por laparoscopía; luego, si es necesario se puede dar hormonas, por ejemplo píldoras anticonceptivas, para evitar o disminuir la intensidad de las menstruaciones –precisó Rolla–. En cuanto a la recuperación de la fertilidad, cuando la endometriosis es leve o moderada suele lograrse por cirugía; en otros casos hay que recurrir a la fertilización asistida”.


Síntomas
Los síntomas de la endometriosis suelen ser:


- Dolor durante los períodos menstruales.
- Dolor durante o después de las relaciones sexuales.
- Dolor en la parte baja del abdomen o retortijones en la pelvis, una o dos semanas antes de la menstruación.
- Dolor al mover el vientre.
- Dolor en la espalda, en cualquier momento del ciclo menstrual.
- Dolor en la pelvis, en cualquier momento del ciclo.
- A menudo, no hay síntomas. De hecho, algunas mujeres con endometriosis severa no tienen dolor, mientras que algunas mujeres con endometriosis moderada tienen mucho dolor.

Fuente: Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos.


Carece de efectos secundarios

Vino tinto y té verde: dos compuestos presentes en esas bebidas están siendo ensayados con éxito para combatir la endometriosis, en un laboratorio del Conicet. El tratamiento no tendría los efectos secundarios de las terapias actuales, y además facilitaría el diagnóstico, que actualmente suele requerir cirugía.
“Investigamos el tratamiento de la endometriosis a base de dos compuestos –contó Gabriela Meresman, del Laboratorio de Inmunología de la Reproducción, que, dirigido por Rosa Barañao, funciona en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IByMe) del Conicet–. Uno de ellos es el resveratrol, que se encuentra básicamente en frutos rojos y uvas; el vino tinto lo contiene en alta proporción. El otro compuesto se llama galato de epigalocatequina y es uno de los componentes activos más importantes en el té verde.”

“Llegamos a ensayar estos compuestos porque están siendo investigados en cáncer, donde podrían ser buenos coadyuvantes de los tratamientos ya clásicos. Si bien la endometriosis es una enfermedad benigna, tiene en común con el cáncer el tratarse de un crecimiento desmedido, fuera de lugar –explicó la investigadora–. Y esos compuestos tendrían mucho menos efectos secundarios que los actuales tratamientos hormonales.” La administración de hormonas “produce una menopausia artificial, con aparición exacerbada de los síntomas que acompañan la menopausia. Además, durante el tratamiento hormonal la mujer no puede quedar embarazada, y, cuando se interrumpe la administración de hormonas para que pueda embarazarse, vuelve a crecer la endometriosis”.

La investigación se vincula con la tesis doctoral que desarrolla Analía Ricci, becaria del Conicet, dirigida por Meresman y Barañao. “Encontramos que, en cultivos de células de endometrio de pacientes, los compuestos que utilizamos impiden que las células sigan creciendo. Y, con ratas de laboratorio en las que se indujo endometriosis, la enfermedad tiende a detenerse cuando les administramos esos compuestos. De todos modos –aclaró Meresman–, todavía no han empezado ensayos sobre seres humanos.”

Edgardo Rolla –coordinador de Endometriosis de la Asociación Latinoamericana de Medicina Reproductiva– afirmó que “la investigación del Laboratorio de Inmunología de la Reproducción es muy seria. La terapéutica que ensayan permitiría hacer tratamientos de prueba a mujeres en quienes se sospecha endometriosis, antes de ir a la cirugía, y serviría como alternativa para mujeres que no toleran las terapias hormonales”.

Artículo publicado en Página/12. Autor: Pedro Lipcovich

Etiquetas

abejas aceites grasos aceitunas acidos grasos acné actitud positiva agrotóxicos ah1n1 alergias alimentación alimentos aloe vera amiseu ansiedad antiarrugas antidepresivos antídoto apipuntura apiterapia apitoxina arrugas artritis artrosis Asperger autismo autocrítica autoestima barriga prominente bee pollen brujos café cafeína cancer cáncer de próstata cáncer de pulmón cannabis Carlos Urbani cerebro chivos expiatorios colesterol colmena condon femenino conductas Confucio cortisol cutis defensas del organismo democracia dengue depresión derecho a la salud deseo sexual desórdenes gástricos Dia Mundial de la Salud diabetes discriminacion dolores musculares Dominio Público educación ejercicio Émile Littré endometriosis enfermedades mentales enlaces envejecimiento estigma estreñimiento falta de energía familia farmacéuticas Farmamundi fertilidad filosofia frutas gente tóxica glándulas sexuales grasas gripe gripe suina hemorroides hidratantes hipertensos homosexuales hostigamiento indigestión infartos intestinos jalea real judios Julio Frenk lactancia materna lenguaje corporal longevidad manipuladores Matthew Lukwiya medicamentos Melo mente mentirosos miel minorias sexuales mobbing monja mosquito natacion neurociencia niños nueces nutricion omega 3 omega 9 personas piel seca pieles Plinio polen porcina presion sanguinea problemas cutáneos problemas de origen nervioso propóleos próstata psicoterrorismo racismo radio RAP-AL remedios caseros respiración reuma Richard Shope salud de la mujer salud laboral salud pública Sergio Rulicki sexualidad SIDA Sinarquista Sir Christopher Andrews sistema cardiovascular sistema inmunológico sistema nervioso sobreinformación sobrepeso soja supositorio de aloe tabaco tango terapia tetosterona Torre Juana de América toxicidad trabajo transgénicos UNICEF Uruguay uso indebido de drogas vacuna veneno de abejas VIH violencia vitalidad vitamina A vitaminas W.E.H. Lecky Wilson Smith